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Cuidando con esmero la coherencia del conjunto, María Santísima de la Piedad desfiló ataviada a la usanza del siglo XIX, con un ornamento floral propio de la época derrochando una elegancia y seriedad engrandecida por la labor de su vestidor , Juan Andrades Azorit, destacando en el conjunto únicamente una estilizada rosa roja que se acercaba a la mano del Cristo de la Caridad.

A los pies de María Santísima de la Piedad y arropado por un sudario, el Cristo de la Caridad recorrió las calles del Centro de nuestra ciudad «por el camino más corto» para llegar a la Iglesia de La Palma. El recorrido realizado por la Sagrada Mortaja, tanto en la ida como en la vuelta, fue el siguiente: Sierra de Guadarrama, Capitán Ontañón , Convento y Plaza Alta. Los cantos y los motetes del trío de capilla invitaban a la reflexión, contemplación y silencio ante la Sagrada Mortaja.

Acompañados de la representación de las hermandades, cofradías y asociaciones parroquiales de la ciudad, desfiló el cortejo con gran sobriedad y completo silencio hasta llegar a la Parroquia de La Palma.

El Padre Juan José Marina, Vicario episcopal del Campo de Gibraltar, junto al Padre Antonio Garrido, Párroco de San Antonio de Padua, celebraron el Solemne Vía Crucis en el interior del templo, dando lectura a las estaciones los sacerdotes y diversas autoridades cofrades de la ciudad. Se convierte éste, un año más, en el primer gran acto cofrade celebrado en Algeciras durante la Cuaresma y que sirve para anunciar la cercanía de la Semana Santa.